lunes, 19 de abril de 2010
DESCRIBIR UNA ESCENA
Los amaneceres en mi pueblo tenían un sospechoso parecido con la felicidad, salvo por el sonido del despertador las 10:00. Mi padre y yo saltábamos de la cama para ir a desayunar. Mi madre aprovechaba para dormir un poco más, hasta que mi padre la llamaba para decirla que nos íbamos a montar en bicicleta, mientras ella desayunaba unas tostadas y un zumo de naranja. Luego íbamos otra vez a mi casa a buscar a mi madre para que jugase al tenis con nosotros.
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